Y mientras viajaba una vez más hacia la profundidad de una noche estrellada, volví a preguntarme aquello que sabía que nunca podría responder. Mi cabeza cayó ya sin fuerzas, mis pensamientos volaron una vez más hacia la mirada del destino… Esos ojos eternos que se clavan en los míos y me recuerdan que debo seguir avanzando, que más allá del presente existe un futuro cargado de pasado, que mucha gente que hoy está a mi lado, pronto se disfrazará de inexistencia y desaparecerá dejando sólo en mí las huellas de sus manos, la imagen de sus sonrisas, el sonido de sus palabras… Y así será como una noche más como ésta, miraré hacia arriba y volveré a preguntarme lo mismo que ahora… volveré a buscar esas figuras, tal vez algo desdibujadas en el cielo, tal vez respirando a mi lado pero ya invisibles, desaparecidas pero por siempre recordadas, cantando una y otra vez las mismas palabras. Miradas difusas entre figuras inexistentes… se arman, se deshacen y se vuelven a encontrar; traen entre sus palabras recuerdos ajenos y se llenan de historias que no les pertenecen pero creen haber vivido, quizás en algún otro tiempo, quizás en los sueños…
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